Actualmente, gracias a la tecnología existente, es posible trabajar fuera con las mismas herramientas e información que en nuestro propio centro de trabajo. Esto se debe, principalmente a la creciente capacidad de procesamiento y almacenamiento de los dispositivos móviles (smartphones, tablets, portátiles), y a la conexión de alta velocidad que proporcionan las últimas generaciones de redes móviles como 4G y, más recientemente 5G.
Los dispositivos móviles, incluidos los que se usan simultáneamente de manera personal y profesional (BYOD), deben estar contemplados en los planes o políticas de seguridad de cualquier entidad, ya que existen riesgos asociados a su uso como el robo o pérdida, infección por malware, accesos no autorizados a recursos de la entidad o fugas de información. Si no existen estas políticas o no contemplan los usos permitidos de los móviles, estaremos expuestos a sufrir incidentes de seguridad.
Pero, no solo la carencia de estas políticas afecta a la seguridad de la información que se trata en la entidad, también puede ser el propio empleado quien haga un uso indebido del dispositivo, bien sea por desconocimiento o intencionadamente.
En la siguiente presentación mostramos un ejemplo de lo que podría ser un plan o política de seguridad para el uso de dispositivos móviles en una entidad.